TOMANDO CONCIENCIA III: sostenibilidad - Finca San Antón
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TOMANDO CONCIENCIA III: sostenibilidad

(Artículo elaborado por Julio Castro)

A lo largo de mi vida he visto que las cosas van avanzando, normalmente, por el buen camino, aunque algunas veces más despacio de lo necesario. Hoy en día todo es más seguro, más eficiente, de mejor calidad y la tecnología mejora constantemente, facilitándonos la vida.

Vivimos en una sociedad en la que prima la competitividad en la mayoría de sus facetas. Nuestro sistema económico se basa en el crecimiento permanente y, para ello, necesita el motor del consumo (desde los artículos de primera necesidad, hasta infinidad de cosas absolutamente superfluas). Para conseguir este objetivo de crecimiento económico, el sistema se dota de los medios y técnicas necesarias para hacernos creer que necesitamos todo lo que nos ponen delante de los ojos, si queremos alcanzar una felicidad plena. Y en muchos casos, lo que alcanzamos es una insatisfacción de igual plenitud, por no llegar a los estándares que nos establecen.

Uno de los avances actuales que veo de forma favorable es la sensibilización y concienciación acerca de la sostenibilidad. Las instituciones legislan en este sentido y hay multitud de organizaciones de ámbito público y privado que nos invitan a transformar el conjunto de la sociedad hacia una que sea más sostenible.

Como he comentado antes, nuestro sistema económico se basa en el crecimiento permanente. Estamos aún inmersos en una pandemia que ha sacudido a los sistemas económicos de todos los estados, y ya estamos pensando en volver a la senda del crecimiento. Desde un punto de vista económico (y por la pura lógica), no se puede crecer permanentemente en un sistema finito, y menos aún, cuando los recursos disponibles se agotan cada vez más rápido. Es por ello que ir hacia una sociedad que cambie el paradigma del crecimiento por el de la sostenibilidad, es totalmente necesario.

Un pilar esencial de la sostenibilidad es el que se conoce como “las tres erres” (reducir, reutilizar y reciclar, en este orden). Sin embargo, hay que ver su contrapunto. Si le explicamos a una familia de cualquier país desarrollado que tiene que viajar menos, o que la costumbre de usar y tirar hay que dejarla atrás, o que tiene que producir menos basura y además implicarse en su transformación, la cosa ya no empieza a sonar bien. Si además se tienen que concienciar que hay que consumir menos para que otros que no llegan a  nuestros estándares (lo que se conoce como compartir), puedan progresar, se nos empieza a torcer el gesto a la mayoría de los habitantes que vivimos en el mundo más desarrollado.

Observo que nuestra sociedad está desvirtuando el camino directo hacia la sostenibilidad (al que ha de llegar si o si), con un lenguaje que confunde a la gente. Ahora todo es “eco” y “bio”. Y el lenguaje que usamos lo pervierte todo. Por ejemplo, lo que antes era una trituradora forestal, ahora es una bio trituradora. Y no ha cambiado nada. Si además la carcasa metálica se pinta con esmalte verde, ya es sostenible. Es indefendible que una marca de café se publicite como sostenible porque usa envases  mono dosis (que disparate) que según ellos son infinitamente reciclables. O pretender ser más sostenible publicitando cosas tan obvias como que están usando envases de cartón o papel que son reciclables (todos lo son).

La sostenibilidad no es cambiar el lenguaje para seguir igual. Tenemos que ser conscientes de que la verdadera sostenibilidad pasa por dejar a las generaciones futuras la misma capacidad de usar los recursos que la que hemos recibido nosotros. Y si la podemos mejorar, sobrepasaremos expectativas.

La sostenibilidad pasa, como hemos dicho en otras ocasiones, en remar a favor de la naturaleza, no en su contra. La tecnología está jugando y deberá jugar en el futuro un papel fundamental en la misma, pero sobre todo hay que empezar ya a educar y normalizar a la sociedad con conceptos como responsabilidad y respeto. Y es desde el marco individual de cada persona desde donde debe arrancar ese cambio de mentalidad y de actitud. No nos podemos escudar en nuestras instituciones para que sean ellas las que promuevan el cambio. Es nuestra responsabilidad personal, pero también colectiva y observo ahora que mucha gente está dispuesta a ello.

Demos un paso adelante.

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