TOMANDO CONCIENCIA II: agricultura y ganadería - Finca San Antón
16279
post-template-default,single,single-post,postid-16279,single-format-standard,woocommerce-demo-store,woocommerce-no-js,ajax_fade,page_not_loaded,,qode-title-hidden,qode_grid_1300,footer_responsive_adv,qode-content-sidebar-responsive,columns-4,qode-theme-ver-16.8,qode-theme-bridge,wpb-js-composer js-comp-ver-5.5.2,vc_responsive

TOMANDO CONCIENCIA II: agricultura y ganadería

(Artículo elaborado por Julio Castro)

¿Sabías que en Europa se destinan 105,48 millones de hectáreas a campos agrícolas? ¿Y que de ellos 66,77 millones, es decir el 63%, se destinan a la producción de cereales y otras plantas para el consumo de la ganadería para carne y la producción de lácteos? Además, se destinan otros 60,48 millones de hectáreas para pastos. Es decir, el terreno que se destina para la producción agrícola para las personas en Europa asciende a 38,71 millones de hectáreas, frente a los 127,25 millones entre terrenos agrícolas y pastos, que se destinan a la ganadería.

Si extrapolamos estos datos a nuestro país, del 50% aproximadamente del terreno patrio que se dedica a la agricultura, 4,19 millones de hectáreas las dedicamos a la producción vegetal para la alimentación de las personas, 8,1 millones de hectáreas de terreno agrícola, para la alimentación del ganado y 6,57 millones para pastos.

Son cifras que nos deben hacer reflexionar sobre nuestros hábitos alimentarios y el gran desequilibrio que estamos originando. Podemos hablar de que producir un kg de carne puede acarrear el consumo de hasta 3.000 litros de agua del impacto en el clima por los gases de efecto invernadero originados por la ganadería; de que el 60% de toda la masa de seres vivos, la forman los animales que destinamos para nuestra alimentación, y así, podemos seguir dando datos aterradores que lo único que denotan es el gran desequilibrio que estamos causando con nuestro tipo de alimentación. Sobre todo, en los países desarrollados.

Tenemos que ser conscientes de la grave agresión al medio ambiente que esto conlleva. Tenemos que racionalizar nuestra alimentación. Como todo, hay que hacerlo con equilibrio. No podemos, y no creo que debamos, pasar de una alimentación basada en un gran consumo de carne y productos lácteos, a una alimentación vegetariana, pero sí tenemos que empezar a comer menos carne y más verduras, legumbres, frutas, etc.

No es fácil, pero hay que intentar buscar un equilibrio para hacer la vida sostenible a largo plazo. Por ejemplo, si empezamos a cambiar nuestros hábitos alimentarios y la mitad de los terrenos agrícolas que se dedican a la ganadería (aparte de los destinados a pastos) los dedicamos a repoblaciones forestales, estaremos mejorando mucho el medio ambiente. Por otro lado, reorientando los sistemas agrícolas actuales hacia una agricultura que colabore con la naturaleza, en vez de competir con ella, con el terreno que se dedica actualmente a la producción vegetal para alimentar directamente a las personas, habría suficiente para todos. Es más, si consultamos los datos de la FAO sobre el desperdicio de alimentos que consumimos y somos capaces de racionalizar la producción y el consumo, se podría terminar con la pobreza alimentaria a nivel mundial.

Obviamente, en la sociedad actual, nos enfrentamos a muchos retos y este es sólo uno de ellos. La solución es compleja, pero ha de pasar por tomar conciencia, por cambiar el paradigma de competencia a cooperación, por apoyarnos en la tecnología y usar los medios de que disponemos de una forma racional. Con esfuerzo y constancia podemos conseguirlo.

No Comments

Sorry, the comment form is closed at this time.

Esta es una tienda de demostración para realizar pruebas — no se completará ningún pedido. Descartar